Como bien dice nuestro libro en el epílogo de su capítulo VIII: "La actividad educativa es distinta de la cultura popular y diferente de ella, aunque ni la una ni la otra se excluyen mutuamente. Afortunadamente, lo educativo y lo cultural popular, y lo convencional y lo nuevo pueden llevarse hacia unas conversaciones productivas y unas relaciones complementarias. Esto podrá obtenerse, cuando los educadores comprendan las diferencias y las coincidencias, y puedan ver dónde pueden aprovecharse los intereses y capacidades del alumno con fines educativos".
"Hace mucho tiempo, Dewey expresaba en gran medida la misma idea"